Seúl.- El presidente de Samsung, Lee Kun-hee, hospitalizado desde 2014 y fuera del ojo público desde entonces, se encuentra en condición estable, según fuentes conocedoras de su estado de salud que cita hoy la agencia Yonhap.
El presidente del principal grupo empresarial de Corea del Sur, ya que genera una quinta parte del PIB nacional, sufrió un infarto de miocardio el 10 de mayo de 2014 y fue ingresado en el prestigioso hospital que Samsung tiene en el distrito de Gangnam, en Seúl.
Tras someterse a un implante de stent coronario, Lee ha permanecido ingresado en un ala privada del hospital y no se le ha vuelto a ver en público desde entonces.
El que en su momento fue considerado como el hombre más poderoso de Corea del Sur se encuentra ahora en situación estable y es capaz de respirar sin la ayuda de máquinas, según cuenta hoy la agencia de noticias surcoreana Yonhap citando fuentes cercanas al asunto.
Las personas a su cargo lo sacan frecuentemente a pasear en silla de ruedas y, aunque Lee aún es incapaz de comunicarse por sí mismo, sí responde al sonido y al contacto físico, añadieron las fuentes.
El estado de salud de Lee, que también es presidente de Samsung Electronics, la empresa más importante del grupo, se ha mantenido en el más estricto de los secretos desde hace más de cuatro años y esta nueva información se ha dado a conocer pocos días antes de su 77 cumpleaños.
Desde su hospitalización ha sido su hijo Lee Jae-yong, vicepresidente del grupo, quien ha liderado el mayor "chaebol" (como se denomina en coreano a los grandes consorcios controlados por clanes familiares) del país y encarado el escándalo de corrupción de la "Rasputina", que estalló a finales de 2016.
El heredero del imperio Samsung acabó por pasar un año en la cárcel por su papel en esta trama, lo que contribuyó a empeorar la imagen en el país de los "chaebol", cada vez más criticados por constituir un modelo que dificulta la transparencia empresarial y favorece las concentraciones desmedidas de capital.