Panamá.- Centroamérica y República Dominicana muestran un crecimiento económico a un ritmo superior a la media mundial, escenario que se espera se mantenga por dos años, aunque no exento de riesgos fiscales, afirmó un experto del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
"No vemos una desaceleración importante en la economía" de Centroamérica y República Dominicana, una región que creció un 3,8 % del producto interno bruto (PIB) en el 2017, afirmó en una entrevista con Efe el economista del BID Jordi Prat.
La región se está expandiendo a un ritmo "mucho más acelerado" que Latinoamérica y el mundo, que crecieron un 2,9 y 3,6 %, respectivamente, dijo Prat, uno de los coordinadores del estudio "Crecimiento Inclusivo: Retos y oportunidades para Centroamérica y República Dominicana", presentado esta semana por el BID.
"Este escenario no cambia mucho para 2018 y 2019", precisó el experto, que alertó de "algunos riesgos" que en ese contexto puede afrontar la región que integran Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Belice y República Dominicana.
La situación fiscal es "un poco más vulnerable" que antes de la crisis internacional de 2008, que los países del área pudieron enfrentar con medidas anti cíclicas porque registraban "déficit pequeños" y una deuda pública "que venían cayendo".
"Hoy la situación nos agarra con una región con un mayor nivel de deuda", entre otras razones, porque en reacción a la crisis los países expandieron "programas sociales o salarios públicos, lo que hizo que se deteriorara la situación fiscal", detalló.
Al respecto, el estudio del BID explica que luego de estar casi en equilibrio fiscal en el 2007, cuando Centroamérica y República Dominicana registraron un déficit de - 0,1 por ciento, la región se embarcó en políticas anti cíclicas para atender la crisis del 2008-2009 "que dejaron déficits fiscales que persisten".
Entre 2010 y 2014, el déficit promedio fue de 2,9 %, una cifra que se elevó a 2,5 % en el 2016 y que se prevé que se ubique en 2,3 % en el 2017, aunque para el 2018 sería del 2,4 % del PIB.
Otro riesgo que enfrenta la región es el escenario de alza de tasas internacionales, que consecuentemente encarecen el financimiento al que los países con altos déficit fiscales se ven obligados a recurrir.
"Y eso nos lleva a otro riesgo: a mayores tasas de interés es más costoso financiar proyecto de inversión de largo plazo y, eso puede afectar un poco la inversión general y también afectar el crecimiento a largo plazo" dijo Prat.
Varios estudios, algunos citados en el informe del BID, han identificado que las brechas en infraestructura y las fallas de coordinación pública y privada para promover la innovación productiva, asuntos que requieren grandes inversiones, contribuyen a que la región aparentemente se encamine "hacia su crecimiento de largo plazo que, según diversas metodologías, está entre 3,1 y 4 por ciento".
"Este es un crecimiento relativamente bajo", aseveró el informe del BID, que cita que "de mantenerse esta situación de tasas potenciales, alcanzar la convergencia de ingreso per cápita con los Estados Unidos podría tomarle a la región entre 148 y 159 años, y con países emergentes como Perú, entre 46 y 76 años".
Otro asunto que puede afectar a la región en el mediano plazo es el precio del petróleo y derivados, por su naturaleza de importador neto.
Tras varios años de precios petroleros bajos, la cotización ha experimentado un alza, aunque Prat recordó que "normalmente no se puede predecir con seriedad para donde va ir" el mercado de los hidrocarburos.
En todo caso, "a mayor costo es más difícil financiar la factura petrolera y sus derivados, y eso podría generar un aumento en la inflación" en la región.
El estudio del BID, que plantea como un gran reto para la región fortalecer el crecimiento inclusivo y reducir la pobreza, resalta que Centroamérica y República Dominicana continúan "registrando una baja inflación".