Saitama, Japón.- Un intercambio de golpes en el centro del cuadrilátero. Por un lado, los campeones olímpicos de Estados Unidos, y por el otro los españoles, actuales campeones del mundo.
¿La diferencia? Los estadounidenses tienen a Kevin Durant.
Nunca ha ido a unos Juegos Olímpicos en los que no haya subido a lo más alto del podio y, evidentemente, no pretende cambiar sus planes ahora. Durant anotó 29 puntos para mantener con vida su esperanza de un tercer oro olímpico, y Estados Unidos se enfiló a la rodna de medallas con un triunfo el martes 95-81 sobre España en los cuartos de final de Tokio 2020.
“Lo único que tenemos que hacer es ejecutar nuestro juego”, dijo Durant. “Se supone que para eso estamos. Se trata de obtener el oro”.
Jayson Tatum encestó 13 unidades y Jrue Holiday añadió 12 por Estados Unidos, que se medirá al ganador del cruce entre Australia y Argentina el jueves.
Los estadounidenses también se dieron la oportunidad de extender una racha única en la historia del baloncesto olímpico: En sus 18 apariciones previas en el torneo varonil, han regresado a casa con una presea.
“Fue un partido maravilloso en el sentido que nos sentimos absolutamente extasiados por la victoria, sabiendo bien que aún nos queda mucho trabajo por delante”, dijo el técnico estadounidense Gregg Popovich. “Enfrentamos a una fantástica selección”.
Ricky Rubio estuvo brillante por España con 38 puntos, mientras que Sergio Rodríguez añadió 16. La aportación de Rubio fue la más alta en el historial olímpico de España y quedó como la mayor cantidad anotada por un rival de Estados Unidos, superando los 35 del puertorriqueño Butch Lee en 1976.
La derrota española marcó el final del ciclo de los hermanos Pau y Marc Gasol con el equipo nacional.
Fue la quinta ocasión que ambos equipos se encuentran en la ronda de eliminación directa de una justa olímpica desde 2004: Estados Unidos colocó su marca en 5-0 en esos partidos, pero el margen de victoria en esos compromisos es bajo, de acuerdo con los estándares olímpicos de Estados Unidos: 9,2 puntos.
Y en esta ocasión no fue distinto. España tomó ventaja de 10 puntos en el segundo periodo, antes de que Estados Unidos montara una ofensiva de 36-10 en los siguientes nueve minutos para tomar control definitivo.
“Fue un golpe sobre la mesa”, dijo Durant. “No queríamos irnos al descanso abajo por doble dígitos, no podíamos rezagarnos ante este equipo”.
España había ganado tres medallas olímpicas en fila, quedándose con la plata tras caer en la final ante Estados Unidos en 2008 y 2012, seguido de un bronce en 2016, tras caer ante los estadounidenses en las semifinales.