Así describen siete mujeres el mejor orgasmo de su vida

Redacción.- Por mucho que en los últimos años haya ganado fuerza el movimiento de la positividad sexual, el orgasmo femenino sigue siendo un gran incomprendido.

Para empezar, sigue existiendo la brecha del orgasmo: los estudios demuestran que los hombres llegan al orgasmo con muchísima más frecuencia que las mujeres heterosexuales, mientras que las mujeres homosexuales y bisexuales llegan más que las heterosexuales.

¿De dónde surge esta diferencia? “Hay gente que aún cree que las personas con vulva lo tienen más difícil para llegar al orgasmo, o que las mujeres tienen que alcanzar una especie de conexión emocional extraña para llegar al orgasmo”, comenta la educadora sexual Portia Brown.

En las relaciones heterosexuales, a Brown le indigna que se preste demasiada atención al pene y poco aprecio (o respeto) al clítoris: “Es el único órgano del cuerpo humano cuya función exclusiva es proporcionar placer, pero a través del sexo con penetración, que es el tipo de sexo más frecuente, apenas se estimula. Y eso de que es difícil encontrarlo me parece una excusa ridícula: está ahí mismo, mirándote a los ojos, en el mismo lugar en el que iría el pene, solo que más pequeño”.

El porno y otras representaciones poco realistas en la tele y en las películas no ayudan. Tampoco ayuda que famosos como Gwyneth Paltrow saquen a la venta velas con olor a sus orgasmos, supuestamente, pues no hacen más que fomentar esa narrativa de que el orgasmo femenino es misterioso y escurridizo en vez de una parte normal de la vida.

Así pues, para mostrar el verdadero aspecto de un orgasmo, la edición británica del HuffPost ha pedido a siete mujeres que narren el mejor orgasmo que han tenido en su vida.

Una masturbación diferente
“Mi orgasmo más memorable fue después de una maratón de la serie Sex Education. Me vi las dos temporadas del tirón y hay una relación entre dos mujeres que descubren que masturbarse frente a frente es una forma de tener un orgasmo maravilloso.

“Nunca se me había ocurrido, de modo que en cuanto tuve un tiempo para mí, yo a solas conmigo misma, me masturbé, y fue el mejor orgasmo que he tenido. Os lo recomiendo”. – Rachel, 29 años.

Placer transexual tras la cirugía
“Todo el mundo dice que si te haces la operación de cambio de sexo, no vuelves a tener orgasmos en tu vida y que incluso puedes llegar a perder toda la sensibilidad ahí abajo. La primera vez que te masturbas después de la cirugía, lo haces en tensión. Es una geometría distinta, tienes miedo de hacerte daño y a la mínima distracción, pierdes las ganas.

“Después de muchos intentos y tras probar varios vibradores, lo conseguí y fue increíble. Y, para vuestra información, las mujeres transexuales también lubricamos, afortunadamente”. – Jane, 60 años.

Un punto de inflexión
“Siempre me ha costado llegar al orgasmo, sobre todo si estoy muy estresada o si tengo muchas cosas en mente. Empecé a salir con un tío y, cuando llevábamos 10 semanas, decidimos irnos de vacaciones. Hacía mucho calor, comimos en restaurantes riquísimos, probamos buenos vinos y, finalmente, me relajé por completo.

“Bajó ahí abajo y fue mágico, un orgasmo que se apoderó de mi cuerpo y me hizo olvidar todo lo demás. Cuatro años después, sigo con él, así que surtió efecto”. – Claire, 28 años.

Diversión en la bañera
“Mi orgasmo más memorable fue hace algo más de 15 años. Tenía unos 18 años y estaba en la bañera. Empecé a tocarme muy suave y despacio y antes de llegar al orgasmo, ya intuía que iba a ser intenso. Y vaya si lo fue. Casi me desmayo. Vi las estrellas, fue increíble y uno de los mejores que he tenido, sin duda.

“Lo malo es que se me acalambró tanto el pie que arruinó todo el momento de después”. – Alys, 36 años.

Un orgasmo con LSD
“El mejor orgasmo que he tenido en mi vida fue habiendo consumido LSD y practicando sexo muy intenso. Normalmente, cuando tienes un orgasmo, sube y sube hasta que llegas al clímax, pero al estar bajo los efectos del LSD, subió y subió y se mantuvo, una sensación alucinante que trascendía el espacio y el tiempo.

“Después de eso, me desmayé durante un minuto o así, pero fue realmente increíble. Recuerdo que dije que había descubierto la poesía”. – Michelle, 29 años.

 

Exploración anal
“Me acostaba con un amigo que tenía una relación abierta y me decía que su pareja eyaculaba con el sexo anal. Yo le respondía que las mujeres no funcionan así. Fui un poco borde con ese tema, la verdad.

“Mi novio de entonces y yo somos queer y a veces probábamos el sexo anal. Normalmente dolía mucho, pero él estaba acostumbrado a hacerlo con otros hombres. Una vez, me puse en la postura de la amazona (sentada sobre él, cara a cara) y en cuestión de 5 minutos, tuve el orgasmo más intenso de mi vida.

“Fue genial; lo malo es que tuve que pedirle disculpas a mi amigo por haberle llamado fantasma cuando resulta que solo me decía la verdad. Así que sí, las mujeres también pueden tener orgasmos anales”. – Hannah, 32 años.

Manos libres
“Cuando mi endometriosis me provocó vaginismo, mi bienestar emocional se vino abajo, pero decidí que no iba a terminar con mi vida sexual. Investigué diferentes formas de tener orgasmos y aprendí a relajar los músculos, a controlar la respiración y a dirigir mis energías.

Ahora puedo pensar en un orgasmo y tenerlo sin hacer nada y también llego al orgasmo durante la penetración. Siempre, y a veces más de una vez”. – Victoria, 35 años.

Algunos nombres se han modificado para mantener el anonimato.

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.

 

 

Por La Redacción
Fuente: Rachel Moss
El HuffPost