República Dominicana, el destino tropical de la realeza y las estrellas del rock

Redacción.- Cuando el 5 de diciembre de 1492 Cristóbal Colón arribó a la isla que llamaría La Española poco podía imaginar que aquel precioso pedazo de tierra poblado por los indígenas taínos y rodeado de aguas cristalinas sería hoy en día el enclave más turístico del Caribe.

El primer asentamiento europeo en el Nuevo Mundo se ha convertido en las últimas décadas en destino imprescindible para los amantes de los hoteles maravillosos que buscan relajarse en playas privadas espléndidas, pero República Dominicana ofrece mucho más que suaves palmeras al sol.

El viajero curioso puede descubrir todo un mundo cultural fascinante, tan diverso como rico en sensaciones.

Sus gentes discretas y amables te invitan a disfrutar de su gastronomía caribeña, de sus noches a ritmo de bachata y de un bello panorama artístico y arquitectónico presidido por la magnífica zona colonial de Santo Domingo, patrimonio de la humanidad declarado por la Unesco en 1990.

Un paseo por el bien conservado centro histórico de la capital dominicana, bordeado por el río Ozama, nos traslada directamente al esplendor de principios del siglo XVI, con sus magníficas casas palaciegas e iglesias donde conviven en armonía elementos de estilo gótico, plateresco o incluso mudéjar, como es el caso de la catedral metropolitana, de fachada impresionante, en cuyo interior descansan algunos miembros de la familia Colón.

Uno de los personajes más notables de ese pasado, el hijo del descubridor de América Diego Colón fue virrey de la colonia y residió junto a su esposa en uno de los edificios imprescindibles de la ruta, el sólido Alcázar de Colón, que hoy en día es un museo que recrea la cotidianidad de la vida colonial.

Y si hablamos de museos, hay que destacar los dedicados al ámbar, que contiene ejemplares únicos de esta piedra semipreciosa, y a la porcelana, con piezas antiguas muy valiosas.

Turistas y lugareños convergen en la calle El Conde, bordeada de boutiques, restaurantes y vendedores de arte y joyas hechas a mano.(Foto: Ricardo Piantini para The New York Times)

Turistas y lugareños convergen en la calle El Conde, bordeada de boutiques, restaurantes y vendedores de arte y joyas hechas a mano.(Foto: Ricardo Piantini para The New York Times)

Antes de sentarse a descansar en uno de los múltiples restaurantes de ofertas tan dispares como comida criolla, vanguardista o incluso vegetariana que se encuentran en la zona colonial no hay que dejar de visitar la fortaleza Ozama con su bella Torre del Homenaje de piedra coralina.

Es el conjunto monumental de la ciudad más importante y el primer edificio militar de América, erigido el 1507 como protección contra los piratas.

Las vistas desde lo alto de sus 18 metros permiten admirar toda la ciudad y el río.

Tampoco podemos perdernos el imperial convento Santo Domingo, el primero que se edificó en América y la iglesia más antigua en uso en todo el continente, que a partir de 1538 fue sede de la universidad de Santo Tomás de Aquino, hoy universidad autónoma.

Pero no todo es alta cultura en la ciudad caribeña que fundó Bartolomé Colón (hermano del descubridor) el 4 de agosto de 1496.

Entre las piedras históricas y las blancas iglesias, la diversión también está asegurada gracias a los típicos colmados, pequeños supermercados que tienen de todo y que al anochecer animan el barrio ofreciendo música en directo a todo volumen e imágenes costumbristas de primer orden como la de una pareja de vecinos (él con sombrero y corbata roja, y ella con rulos en el pelo) bailando al son del cálido merengue.

Una estampa popular de la ciudad que hoy en día convive también con el emprendimiento empresarial y la modernidad.

Buena prueba de ello es la semana de la moda de República Dominicana que se celebra en el barrio colonial y se ha convertido en uno de los eventos de referencia del Caribe, atrayendo a talentos locales y también de toda Latinoamérica.

En la cita de octubre fue invitado de excepción el alicantino Juan Vidal, que empezó en el certamen ModaFad barcelonés y en el 2015 recogió un Premio Nacional de la Moda.

Una cita que busca dinamizar la economía y promover un área histórica que aspira a tener una oferta de tiendas de alto perfil comparable con la presencia hotelera de nivel que se está desarrollando en la zona.

El diseñador que vistió a las grandes damas del Upper East Side neoyorkino se implicó en causas solidarias, con su propia fundación de ayuda a los niños, y promocionó su querida Punta Cana donde tenía una bella casa y recibía en temporada de vacaciones a personalidades del mundo del espectáculo y la política como Bill Clinton, Anna Wintour o Carolina Herrera.

Hoy, Punta Cana, en el extremo oriental de la isla, es el principal destino turístico del país, con zona residencial, complejos hoteleros con paquetes de todo incluido y aeropuerto propio.

El nombre de famosos como Shakira y Julio Iglesias se asocian con este territorio, que cuenta con lugares para el descanso como el Hotel Grand Bahia Príncipe, en playa Bávaro, que ofrece mil y una actividades en el mar, diversión para los niños, restaurantes y hasta discoteca.

También el completo y enorme Hard Rock Hotel dispone de todas las comodidades deseadas por el cliente más caprichoso: desde un inmenso campo de golf a 13 piscinas, 9 restaurantes y un cuidado spa.

Instalados en alguna de sus habitaciones, o mejor todavía, en alguna de sus 175 coloristas suites residenciales con toques propios de estrellas de rock (como un excéntrico jacuzzi en el centro del dormitorio o el servicio de un asistente personal) se puede disfrutar de la hamaca y de las excursiones por la naturaleza tropical durante el día, y por la noche lanzarse en brazos de la fiesta de la mano de una de las salas de ocio más recomendables de la isla.

Otra de las zonas imprescindibles para el turista que visita República Dominicana es La Romana, a 80 quilómetros al oeste de Punta Cana, donde conviven hermosas playas exclusivas y preciosos lugares para la diversión.

El lujo en mayúsculas lo representa Casa de Campo, un centro turístico con villas exquisitas, canchas de tenis y de polo, instalaciones para deportes acuáticos y restaurantes de calidad, es también un paraíso para los amantes del golf.

Dispone de varios campos, entre los que destaca el reconocido Teeth of the Dog, diseñado por el norteamericano Pete Dye.

Cuenta con 19 hoyos, siete de los cuales perfilados junto al mar Caribe, y está considerado como uno de los 50 mejores del mundo.

En el complejo residencial y comercial Marina de Casa de Campo, diseñado evocando la bella Portofino italiana, se da cita lo más selecto de la jet-set dominicana e internacional.

 

 

 

Por La Redacción
Fuente: lainformacion.com