Otra vez Amnistía y Transparencia Internacional

Casualidad o no siempre recibimos el mismo informe, en grado mayor o menor, pero el resultado es el mismo.

Sin embargo, en el patio algo se debe hacer para no estar año tras año en la picota internacional exhibiendo una desastrosa imagen que en nada ayuda a los propósitos inmediatos y futuros de la República Dominicana.

Aclaro que tenemos muestras falencias en torno al combate de la corrupción, pero vemos con bemoles el informe que nos “quema” en la materia de derechos humanos.

Es que si algo diferencia al dominicano con otros habitantes del planeta es su hospitalidad, alegría, su espíritu colaborador y sobresalimos, sobre todo, por nuestra condición de bonachones.

En el caso de la organización transnacional Amnistía Internacional que insiste en calificar de apátrida a los hijos de haitianos nacidos en el país juzgando la sentencia 168-13 evacuada por el Tribunal Constitucional, es necesario hacerle algunas precisiones.

Desconoce Amnistía que el fallo al que hace referencia no es antojadizo. La sentencia emana de nuestro orden jurídico sustentada en la soberanía de la que estamos revestidos, y también pasa por alto Amnistía que la República Dominicana no puede otorgar una nacionalidad a una persona que su país de origen se la niega.

A demás la República Dominicana en los casos en que detectó errores tras la sentencia, los enmendó con la Ley 169-14 que establece un régimen especial para personas nacidas en el territorio nacional inscritas irregularmente en el Registro Civil y que nuestro país aún mantiene vigente un Plan de Regularización, único en el mundo, para que las personas en condición irregular puedan reglamentarse, lo cual en el caso haitiano el número de favorecidos no es mayor porque su propio país se niega colaborarle.

Extraña el informe porque la propia Amnistía admite que Haití no ha firmado ni ratificado las convenciones de la ONU de 1954 y 1961 sobre apátrida, las cuales los compromete a tomar medidas en caso de personas que no tienen nacionalidad definida.

El otro caso, es el reciente informe de Transparencia Internacional que coloca al país en la incómoda posición 29 en una lista de 185 países evaluados en torno a la percepción de la corrupción. Venezuela y Haití, son los más corruptos, a decir del informe.

Tenemos serias debilidades como nación, innegable, sería un grosero error desconocerlo. Sin embargo, sería muy provechoso tener a mano el análisis técnico establecido para levantar los datos que sustentan este informe.

No obstante, Transparencia Internacional ya sirvió su informe y las autoridades oficiales deben tomarlo para ponderar y aplicar correctivos, en los casos necesarios, porque sería una forma inteligente y provechosa de variar la proyección del país internacionalmente.

Tenemos claro que percepción no es realidad, pero también debemos admitir que los gobiernos de esta media isla han dejado que lo primero le gane a lo segundo.