(Video) Paya, en Baní, la transición entre el “Vamos pa’llá” a comunidad tradición del dulce criollo

Baní, Peravia.- Paya es una comunidad ubicada en el municipio Baní, provincia Peravia, específicamente a cuatro kilómetros del centro de la ciudad. Su nombre proviene de la frase “vamos pa’llá” la cual era usada por los campesinos para referirse al monte donde trabajaban.

Sin embargo, con el tiempo la expresión se acortó y solo quedó “Paya”.

La población de Paya hoy es de aproximadamente 17,000 habitantes.

En la comunidad hay escuelas, centros comunitarios y pequeños negocios, hoy son parte de su día a día.

Paya fue declarada distrito municipal en 1998. En sus inicios era frecuente encontrarse con casas de yagua y caminos de tierra. Tampoco contaba con electricidad ni agua potable.

Don Juan de la Rosa, quien lleva años habitando en la zona, informó que la mayoría de las familias vivían de la agricultura.

“Sembraban plátano, maíz y yuca. El agua se buscaba en el río Baní y los vecinos se ayudaban para construir sus viviendas”, dijo.

Particularmente, por años el sector estuvo dividido en dos: Paya Arriba y Paya Abajo.

La señora Clara Méndez explicó que las familias de tez blanca vivían en la parte alta, mientras las de piel negra en la baja. Esa separación afectó la mayoría de las actividades comunitarias como fiestas y reuniones.

Arodys Billar fue uno de los primeros comerciantes en abrir un colmado en la década de 1970. En ese negocio, además de vender productos como arroz, aceite y azúcar, también servía como punto de encuentro para sus residentes.

Dulces y tradición
La tradición de dulces comenzó con doña Lucila Báez, quien los cocinaba con leña y los vendía en vasos de cristal.

Su nieta Yuleisy Báez informó que personas de otras comunidades llegaban a Paya para comprar esos dulces.

Actualmente, la costumbre continúa en negocios como Las Marías y El Húngaro. Ambos establecimientos preparan y venden dulces criollos como parte de la economía local.

Cada mes de julio se celebran las fiestas patronales en honor a Santiago Apóstol.

José Corporán, residente en el sector, indicó que se realizan juegos tradicionales como la carrera en saco, el Palo encebado y el baile de Sarandunga con tambor.

Logros y retos
Kenia Ramírez, representante de la junta de vecinos, explicó que gracias a reuniones comunitarias se lograron proyectos como alumbrado público, agua potable y asfaltado de calles.

Dijo que todo fue resultado de la organización vecinal.

Entre los retos actuales se encuentra la falta de empleos y la necesidad de mejorar servicios como salud y transporte.

“Muchas familias continúan trabajando la tierra con cultivos de mango, plátano y cebolla. Otras personas administran colmados, dulcerías y tiendas”, explicó Ramírez.

Por La Redacción
Colaboración: María E. Soto Guzmán
Estudiante de comunicación Universidad O&M