Australia.- Las autoridades de Nueva Zelanda declararon este viernes una «epidemia nacional» de tosferina, una infección bacteriana de las vías respiratorias muy contagiosa, tras registrar 263 casos entre el 19 de octubre y el 15 de noviembre.
El director de Salud Pública de Nueva Zelanda, Nicholas Jones, advirtió hoy en un comunicado que la población neozelandesa debe prepararse para afrontar un incremento de casos de tosferina en los próximos meses, especialmente entre las poblaciones más vulnerables como los maoríes, los isleños del Pacífico y los bebés de corta edad.
Jones consideró que los «niveles récord» de tosferina registrados en el planeta, incluyendo en países de la Unión Europea y Latinoamérica, probablemente se deban a que sus tasas de infección fueron menores durante la pandemia de la covid-19.
«Incluso en países con niveles muy altos de inmunización, siguen produciéndose epidemias cada pocos años, pero el número de bebés que enferman gravemente es mucho menor cuando las madres han sido vacunadas durante el embarazo y cuando los pēpi (bebés en lengua maorí) son vacunados a tiempo», precisó el alto funcionario.
Las autoridades de Nueva Zelanda, que aplicó una de las políticas más duras contra la pandemia de la covid-19, que incluyeron confinamientos de la población y el largo cierre de sus fronteras internacionales, aseguró que están preparadas para gestionar esta epidemia en el país, donde el último brote ocurrió en 2017.
La tosferina, que el año pasado cobró la vida de tres bebés en Nueva Zelanda, es una enfermedad muy contagiosa y puede causar la muerte a los recién nacidos, niños y también a adultos.
Según datos de las autoridades sanitarias neozelandesas, un 50 % de los bebés que contraen la tosferina antes de los 12 meses necesitan hospitalización y 1 o 2 de cada 100 de estos menores hospitalizados mueren a causa de la infección.
La tosferina es una infección de las vías respiratorias superiores, causada por la bacteria ‘Bordetella pertussis’, cuyos síntomas inicialmente son similares a los de un resfriado común (estornudos, secreción nasal, fiebre no muy alta y una tos leve).
Al cabo de dos semanas, la tos se vuelve más grave y se caracteriza por episodios rápidos y numerosos de tos seguidos de espasmos o de un silbido agudo.