Quizás debemos ser más previsores y menos imprudentes. Esta sería la actitud ante los riesgos a que nos exponen los fenómenos naturales, sobre todo, si atribuimos al cambio climático un agravamiento.
La primero corresponde, esencialmente, a las autoridades, y lo segundo a la población, la que igual tiene que ser previsora en su accionar.
República Dominicana conoce una larga experiencia en el manejo de acontecimientos catastróficos, provocados principalmente por huracanes y tormentas.
Suficiente para poder estructurar claramente un protocolo de prevención inflexible en su cumplimiento.
Ya sabemos que de junio a noviembre tenemos seis meses de temporada ciclónica, la que en ocasiones puede extenderse.