Es una situación social terrible para muchas familias dominicanas que residen a lo largo del territorio nacional.
Barrios y comunidades llenas de miserias materiales y con poca educación.
En cada una de ellas hay derechos negados a lo largo de sus vidas, pese a que son personas que ayudan a la construcción del patrimonio nacional.
El primer cuadro expuesto para visibilizarlas son las condiciones miserables de sus viviendas.
Sin embargo, con frecuencia cuando un ser nacido en esas entrañas llenas de miserias se destaca en nuestros eventos deportivos internacionales, parece que es cuando descubrimos sus precariedades.
Sobran los ejemplos. Los atletas merecen otra dignidad y debemos dárselas; sería justo.