Las razones son múltiples y a cada sector de la vida nacional le ha de tocar una cuota de reconocimiento en su rol a lo largo de estas últimas seis décadas de lucha por construir una democracia y una sólida economía.
Así como nadie saldrá ileso de responsabilidad de lo que aún no hemos podido conseguir en este trayecto de la historia nacional en la República Dominicana.
Sin embargo, es probable que ni las razones favorables ni las causas de los fallos que hemos tenido se tengan claramente definidos para que a partir de ese reconocimiento podamos identificar los desafíos que tenemos por delante.
No conversamos nuestra democracia, así que hay déficit en el diálogo.
Nos encanta seguir improvisando.