Cada proceso contra la corrupción nos revela a muchos personajes que siempre andan en su accionar delictivo y vinculados a todos los gobiernos.
Y como es lógico, la política encuentra en ellos la manera de implementar las tentaciones.
Sorprenden las malas prácticas sin que nadie advierta las irregularidades.
Y de ahí que sea tan importante que los organismos de controles internos y de auditorías externas tengan independencia de quienes ejerzan el poder.
Además, es necesario que las instituciones sean auditadas regularmente y que la implementación de los controles internos sea diseñada atendiendo a ese propósito de prevención.
El relato de cada expediente resulta ofensivo sin que nadie sea un freno.