Las crisis son oportunidades desde cualquier ángulo que puedan verse. Primero, son más aleccionadoras para el aprendizaje. Y segundo, nos obligan a dar lo mejor para superarlas.
Por tanto, no es casual que grandes cosas se cuajan en los momentos malos. Y, en consecuencia, aparecen invenciones y emprendimientos fructíferos.
Así tenemos que ver las coyunturas de dificultades.
Así se ha cuajado la historia de la humanidad y su progreso. Y, obviamente, igual ha sido la nuestra.
Basta con ver las fechas en que se fundaron las grandes empresas e instituciones de la República Dominicana para relacionarlas con situaciones tormentosas.
Sin embargo, se requiere siempre disposición al trabajo y al sacrificio.