Roosevelt Comarazamy y Daniel Duvergé nos dejan con un dolor multiplicado.
Dos seres humanos excepcionales en el oficio del periodismo y en la condición humana. Sus muertes resultan conmovedoras.
Daniel era el alma de nuestra redacción, por su disposición para la búsqueda de las mejores imágenes y videos, por su buen sentido del humor y por su solidaridad.
Roosevelt, miembro de una familia vinculada profundamente al periodismo, se forjó como uno de los periodistas más cultos del país y un maestro de la crónica y de la narración deportiva.
Fue un excelente exponente en nuestro último documental
El Último Juego de Tomás Troncoso Cuesta, su amigo entrañable. Y como si ambos fueran una yunta, Daniel se hizo un consistente maratonista.
Su práctica deportiva, más allá del valor que tenía para él, la puso al servicio de la promoción de buenas causas.
Seres que siempre dieron lo mejor van directos a la paz eterna. Así que, deseamos expresar nuestro pesar a sus familiares.