Vivir desbordados

Hemos acumulado tantos descuidos que estamos viviendo desbordados, en el peor de los sentidos.

Parece que no estamos dispuestos a respetar nada ni a nadie. Y las propias autoridades, con rarísimas excepciones, mandan malas señales al conjunto de la sociedad.

Esto ocurre desde hace mucho, pero estamos haciendo agua. Hemos olvidado los más elementales procedimientos para abordar los asuntos.

El irrespeto en el lenguaje y la agresividad física se han convertido en los modos en que nos comportamos.

Todos parecemos estar prestos a reivindicar nuestro poder frente a los demás. La cortesía más elemental es algo extraño.

Todo termina en una pelea entre civiles y estos con los agentes.

Así no vamos bien.