La burocracia

El esfuerzo deberá ser grande y duradero. La cultura de una burocracia pesada y demasiadas veces absurda está demasiado arraigada.

Papeleos que no terminan, permisos que se alargan a capricho del funcionario o por ineficiencia del sistema. Buscones y “peajes”, tarifas VIP para acortar un proceso.

Se habla mucho de la ventanilla única para permisos de proyectos económicos, pero para la vida diaria del ciudadano los trámites también se alargan innecesariamente.

Alguien cerca de una oficina pública con un sobre manila... ya se sabe que es un ciudadano perdiendo el día en conseguir un sello o una certificación...

Conseguir una burocracia cero sería el sueño de todos los ciudadanos, no solo de su presidente. Es un paso gigante hacia la modernización de un aparato estatal excesivo, complicado innecesariamente y que atrapa al ciudadano de a pie en un laberinto de trámites y papeleos.

Eso provoca la necesidad de pedir favores, de conocer a alguien que está en tal o cual oficina... Es un proyecto importante que merece todo el apoyo. Es un beneficio directo al ciudadano que deberá ahorrar además nómina pública.