Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco pidió este jueves a las naciones más ricas, "que son las que más han contaminado en los dos últimos siglos", que tomen "medidas más ambiciosas" para salvar el medio ambiente, antes de llegar a "un punto de quiebre".
"Esto implica, además de una acción decidida dentro de sus propias fronteras, mantener sus promesas de apoyo financiero y técnico a las naciones económicamente más pobres", explicó en un mensaje para la jornada mundial de oración por el cuidado de la creación, enfocada en "la casa común" que es la Tierra.
"Si aprendemos a escucharla, notamos una especie de disonancia en la voz de la creación. Por un lado, es un dulce canto que alaba a nuestro amado Creador; por otro, es un amargo grito que se queja de nuestro maltrato humano", añadió.
Francisco, muy preocupado por el tema del medioambiente, al que dedicó su encíclica "Laudato sí" (2015), sostuvo que la "deuda ecológica" de los países económicamente más ricos con los más pobres se debe traducir en la concesión urgente de "más ayudas financieras para la conservación de la biodiversidad".
Por este motivo recordó que son los más pobres los que están "expuestos a la crisis climática, los que más sufren el impacto de las sequías, las inundaciones, los huracanes y las olas de calor, que siguen siendo cada vez más intensos y frecuentes".
Y recordó: "Debido a los intereses económicos depredadores, sus territorios ancestrales están siendo invadidos y devastados por todas partes".
El papa nombró también a los jóvenes, "amenazados por un egoísmo miope", mientras "exigen con ansiedad que los adultos hagamos todo lo posible para evitar o al menos limitar el colapso de los ecosistemas de nuestro planeta".
En esta línea, recordó la reciente adhesión de la Santa Sede a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y al Acuerdo de París, sobre el que subrayó que "requiere la cooperación responsable de todas las naciones".
"Se trata de convertir los modelos de consumo y producción, así como los estilos de vida, en una dirección más respetuosa con la creación y con el desarrollo humano integral de todos los pueblos presentes y futuros", añadió el pontífice.
"Es necesario que actuemos, todos, con decisión. Estamos llegando a un punto de quiebre", concluyó.