Ojalá estuviéramos tentados a pensar que si planificáramos a la República Dominicana tendríamos mejores resultados.
Lo primero es que podemos darnos cuenta de que en muchas áreas tenemos más de lo que en realidad necesitamos para brindar servicios de calidad a la ciudadanía.
Nos protegeríamos de los intereses particulares y sectoriales que por lo regular obstaculizan los propósitos colectivos.
Si lo hiciéramos así el ejercicio de la política sería más digno.
Y los beneficios de practicarla igualmente lo harían más honorable.
En tiempos difíciles es quizás cuando mejor podemos impulsar eso.
Es el momento más oportuno de demandar compromisos a quienes tienen la responsabilidad de conducir el país. Lo mismo podemos decir de la conducta ciudadana.
Podemos hacerlo, si tuviéramos claro esta coyuntura.