Lo que pasa en Haití, aunque se respeta su condición de nación independiente, tiene que ser de interés para la República Dominicana.
La inviabilidad del Estado haitiano, en adición a la crisis del sistema electoral, la hambruna de su población que los empuja a migrar, el magnicidio del presidente Jovenel Moïse y la instauración de banda armadas controlando territorios, son parte de los problemas que inciden directa o indirectamente en este lado de la isla.
En otras palabras, tenemos hoy a un Haití, por encima del moño.
Eso debería obligarnos a reaccionar, pero ahora de forma rauda e inteligente.
Por primera vez, la situación nos fuerza a una cumbre ampliada.
Entendemos que el mejor escenario para una discusión seria, desde la perspectiva dominicana a presente y futuro, es el Consejo Económico y Social (CES) porque aglutina la mayor representación local.
De ahí debe salir la nueva política local estratégica para Haití.