Medioambientalistas exigen traslado de barcaza eléctrica del río Ozama

Santo Domingo.- El Programa Acción Comunitaria por el Medio Ambiente (PACMA) exigió a las autoridades dominicanas acciones inmediatas para trasladar la barcaza eléctrica Estrella del Mar II fuera del río Ozama.

Así como impedir la puesta en marcha de la nueva planta Estrella del Mar III, que en breve llegará al país.

Según estos, ambas instalaciones representan una seria amenaza para la supervicencia del río Ozama y su entorno natural y ponen en peligro los planes de progreso y desarrollo de la zona, tal como prometió el presidente Abinader a los residentes de esta área de Santo Domingo.

Los miembros de PACMA realizaron una protesta frente a la planta eléctrica para reclamar el interés de las autoridades del Ministerio de Medio Ambiente para que retiren la licencia a dicha instalación.

El presidente de PACMA, Isaías Lara, denunció que “decenas de moradores de las comunidades se han quejado por la afectación de las emanaciones del humo que van directamente a las casas de los moradores de la zona”.

PACMA alertó de las sistemáticas violaciones ambientales de la barcaza Estrella del Mar II, al incumplir varias disposiciones de la Ley No. 64-00 por los riesgos potenciales de contaminación que representa, como el trasiego de combustibles, y el deterioro y menoscabo, como consecuencia de la alteración y contaminación, de las aguas que fluyen por el río Ozama.

Sobre los riesgos de contaminación del río, PACMA desmintió las declaraciones de la empresa propietaria la barcaza, Seabord Transcontinental, cuando afirma que en su operación no se altera la temperatura ni la calidad de las aguas del río.

En este sentido, denunció la captura de agua a los fines de enfriamiento y su posterior vertido a temperaturas más altas, lo que constituye un riesgo potencial de orden térmico en los términos que prevé la Ley No. 64-00.

Asimismo, se alertó a las autoridades del peligro sónico provocado por el funcionamiento de la barcaza, que en ocasiones llega a provocar ondas vibratorias con el consiguiente peligro para la salud y bienestar de los residentes en la zona limítrofe a la planta eléctrica.

A ello añadió la gran humarada contaminante que despliegan las chimeneas de las plantas instaladas.