Redacción.- De por sí los días 13 tienen mala fama... Pero si el 13 cae viernes esto es aún peor. Es que para supersticiosos -y no tanto- el viernes 13 es sinónimo de mala suerte, desgracia y fatalidad.
De sólo tomar ciertos recaudos a situaciones extremas como no adoptar decisiones importantes, casarse o, incluso, comenzar viajes, son muchos los que temen a los viernes 13 y actúan en consecuencia.
Pero este día, incluso, tiene un plus ya que es la única fecha con fobia propia. Paraskevidekatriafobia -tal su nombre científico- proviene del griego y es la sumatoria de tres palabras: paraskevi (viernes), dekatria (trece) y fobia.
¿Martes o viernes?
Para empezar, es necesario decir que tanto los martes como los viernes 13 son portadores de malos presagios. Ambos considerados como "días de brujas", la diferencia sólo depende del país en el que se esté.
Así, en Estados Unidos el más temido es el viernes mientras que en Latinoamérica y España lo es el martes. Y un dato curioso: en Italia, el día de la mala suerte es el viernes 17.
Ahora bien, ¿hay una explicación basada en un hecho puntual o la mala suerte del viernes 13 es solo un mito universal?
La idea de que el viernes 13 es un día, cuanto menos, desafortunado tiene sus raíces en un hecho histórico fundamental que tuvo lugar el viernes 13 de octubre de 1307, en la época de templarios. Sucede que aquel día, la Santa Inquisición capturó y arrestó a la orden de los caballeros templarios en París. Fue una gran masacre, en la que se quemó en la hoguera a todos los templarios.
Los que ayudaron...
La literatura y el cine también aportaron su granito de arena para sumar "terror" a este día. Allá por los años '80, el director norteamericano Sean Cunningham aprovechó el miedo de los supersticiosos para crear Friday the 13th ("Viernes 13"), el famosísimo film de terror en el que el pequeño Jason muere ahogado y produce una serie de crímenes.
La película -hoy de culto para fanáticos del cine- se estrenó el viernes 13 de junio de 1980 y convirtió a Jason Voorhees en uno de los personajes de terror más famosos. La peli se inspiró en el libro Viernes, el XIII, que fue publicado por Thomas Lawson en 1907.
El 13, un número tabú
Por un lado, se dice que el significado negativo del número 13 surgió en épocas recientes, sin embargo, a su mala fama la podemos encontrar ya en la antigüedad.
Los babilonios designaban su decimotercer mes de los años bisiestos como “cuervo de mala suerte”, y los chinos lo llamaban “señor calamitoso”. En la Biblia, el fin del mundo comienza en el 13° capítulo del Apocalipsis. El 13 también se refiere a Judas, que era el decimotercer participante de la última cena y, por consiguiente, el número indica la muerte de Cristo (y de todos). El viernes 13 es especialmente desafortunado porque Cristo murió un viernes.
En confines totalmente distantes como en Escandinavia también existe una tradición parecida: según la antigua mitología, el dios Baldur fue muerto de un flechazo mientras los 12 grandes Dioses se hallaban sentados a la mesa. Él estaba invitado a la cena y no pudo llegar.
Otros creen que la destrucción de la Torre de Babel se produjo un 13, por eso, también se lo asocia con todo tipo de destrucción.
La mala fama del 13 puede también tener que ver con la carta del Tarot que lleva ese número. A esta carta, se la llama El Arcano XIII y su lámina no lleva más que el número, no va escrita la palabra muerte, simplemente para no nombrar ni ver ese vocablo. Está representada por un esqueleto, que lleva una guadaña en su mano izquierda con la que va cortando cabezas y hierbas.
En un sentido simbólico, 13 es desafortunado porque nos lleva más allá del 12 que es considerado una especie de número “perfecto”, simboliza el zodiaco y, por ende, al Universo. El 13 arruina la perfección del 12 porque significa una nueva creación.
Así mismo, doce son los signos del zodiaco por los que transita el Sol en un año y 13 los que transita la Luna. El numero 13 está asociado con el ciclo lunar, que en nuestra cultura patriarcal es subestimado. Así que, negativamente, podemos ver que el 13 es un símbolo de la feminidad transgredida por tanta racionalidad y tanta masculinidad.
En el calendario lunar anual, es en el último mes, el 13°, cuando se produce la muerte del Sol, el solsticio de invierno. En culturas que defienden la idea de un proceso cíclico de vida en el que continuamente se nace y se muere, no supone ningún problema que el sol muera, pues en los días subsiguientes volverá a renacer.
Sin embargo, en las culturas patriarcales en las que se tiene un concepto lineal del tiempo, defendiendo la idea de que existen un principio y un final definitivo, ese final puede vivirse de una forma más terrible. Además, en esas culturas patriarcales que anteponen el principio de un Sol “constante” a la existencia de una Luna más variable, la “muerte” aparente del eje central de sus vidas, supondría una catástrofe.
¿Y qué ocurre con el viernes?
El viernes está asignado a Venus, la otra diosa femenina del zodiaco, la diosa del amor, del placer, de la belleza y del disfrute; la diosa que representa el amor erótico y la femineidad lujuriosa.Aquellos que investigan la época del matriarcado parten de la base de que el 13 fue originariamente un número sagrado que se transformó con la llegada del patriarcado en un número “diabólico”, proscrito y temido. Prueba de ello es el hecho de que los primeros calendarios fueron los calendarios lunares, según los cuales se rigen las festividades de casi todas las religiones.
Con la introducción del calendario solar, el número doce se convierte en sagrado, mientras que el 13 es maldito, al igual que suele ocurrir con todos los valores religiosos de las culturas ancestrales puesto que la forma más eficaz de desprestigiar esos principios consiste en equipararlos a la desgracia.
Desde entonces, la Luna, Venus, la noche y el número 13 conforman un grupo marginado de símbolos mientras que el conjunto masculino está formado por el Sol, el día y el número 12.
Pues bien, el viernes 13 puede ser un buen momento para expresar nuestros sentidos, entregar emociones que en ningún otro día nos atreveríamos. Y podríamos, también, reencontrarnos con el -tan agredido- femenino y darle un espacio en nuestra vida.
Patricia Kesselman es astróloga y profesora de astrología y tarot.