Redacción.- Tras décadas en el poder, la familia al-Ásad ha caído en Siria.
El líder alauí y presidente de un país que sufre una guerra civil interminable de más de una década, ha abandonado el país tras el avance de los rebeldes.
Las fuerzas rebeldes lideradas por el grupo Hayat Tahrir al-Sham (Organismo de Liberación del Levante, HTS han tomado el control de la prisión de Sednaya, un lugar emblemático de los abusos del régimen de Bashar al- Ásad.
La cárcel de Sednaya es considerada como una de las peores prisiones de Siria. De hecho se le conoce como 'el matadero humano'. Los rebeldes sirios han abierto sus puertas. En su interior han encontrado celdas repletas de familias, mujeres y niños.
Aseguran, además, que hay decenas de cámaras de tortura.
Los rebeldes sirios han declarado el "fin de una era de tiranía en la prisión de Sednaya". Es conocida internacionalmente por su historial de abusos y ejecuciones masivas.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos -organización con sede en el Reino Unido que monitorea el conflicto- confirmó que las puertas de la cárcel fueron abiertas "para miles de detenidos que fueron encarcelados por el aparato de seguridad durante todo el régimen".
En varias imágenes en redes sociales, varias mujeres y niños aparecen encerrados en una celda. Los insurgentes abren las puertas: "Se ha ido, Bashar al-Ásad se ha ido, pueden irse".
Otro video ha revelado autobuses transportando a los prisioneros liberados hacia sus casas. También se aprecia a cientos de prisioneros desfilar por las calles de Damasco tras su liberación.
El 'matadero humano' está al norte de la capital siria, Damasco. La cárcel ha sido denunciada durante años por organizaciones de derechos humanos como un centro de tortura y ejecuciones extrajudiciales. Es conocida como un símbolo de la opresión del régimen, su apertura marca un evento simbólico en la ofensiva 'relámpago' que ha puesto fin a cinco décadas de gobierno del partido Baath.
En 2017, Amnistía Internacional publicó un informe llamado 'el matadero humano' en el que detallaba cómo entre 2011 y 2015 entre 5.000 y 13.000 personas, en su mayoría civiles opositores, fueron ejecutadas en secreto.
Las ejecuciones eran precedidas por juicios 'exprés' que duraban entre uno y tres minutos. Los prisioneros, engañados con la promesa de un traslado a prisiones civiles, eran llevados a un sótano donde se les golpeaba durante horas antes de ser ahorcados.
Los cadáveres eran trasladados en camiones al hospital militar de Tishreen para su registro y posterior sepultura en fosas comunes.