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martes 26 febrero, 2019

Nueva carrera por la Luna: Israel alunizará el próximo mes de abril

Israel se convertirá en el cuarto país en aterrizar en la Luna.
El pasado 22 de febrero un cohete Falcon 9 Block 5 de la compañía SpaceX despegó desde Cabo Cañaveral llevando a bordo la sonda Beresheet, una misión que, en breve, convertirá a Israel en el cuarto país en aterrizar en la Luna, siguiendo los pasos de Estados Unidos, Rusia y China.

Redacción.- Muchas cosas están cambiando, y muy rápido, en esta renovada carrera por el espacio. Empresas privadas que ya rivalizan en lanzamientos con las Agencias estatales más asentadas, nuevos e inesperados países se unen a la exploración y viejos objetivos vuelven a convertirse en punto de mira con propósitos cada vez más ambiciosos.

La sonda Beresheet reúne estos tres sorprendentes elementos: lanzada por una compañía privada, diseñada por un estado con poca tradición espacial y con un antiguo objetivo que regresa ahora con más fuerza, la Luna.

Este año 2019 se cumple medio siglo del paso de gigante de Neil Armstrong en la superficie de nuestro satélite y, mientras hablamos, un rover chino explora su cara oculta, la NASA hace públicos sus planes para que un ser humano vuelva a pisar el regolito lunar en 2028 y una misión israelí alunizará en unas pocas semanas.

El pasado 22 de febrero un cohete Falcon 9 Block 5 de la compañía SpaceX despegó desde Cabo Cañaveral llevando a bordo la sonda Beresheet, una misión que, en breve, convertirá a Israel en el cuarto país en aterrizar en la Luna, siguiendo los pasos de Estados Unidos, Rusia y China.

La historia de esta sonda lunar de Israel es curiosa y comienza con el Google X-Prize, un concurso lanzado hace algunos años por la Fundación X-Prize y el gigante tecnológico, que prometía un premio de 20 millones de dólares al primer proyecto privado que consiguiera aterrizar en la Luna. Muchos equipos y empresas se apuntaron al reto lunar pero, los años pasaban, y, ante la ausencia de ganadores, la competición se suspendió.

Sin embargo, de entre todos aquellos participantes, un proyecto realizado por ingenieros israelíes de la empresa SpaceIL se mantuvo, consiguió más apoyos y, finalmente, consiguió lanzarse… hoy va camino a la Luna.

Por supuesto, es un lander poco sofisticado y muy limitado, se ajustará a realizar varias tareas científicas (un magnetómetro y diversas cámaras), pero no debemos olvidar que el proyecto apenas ha costado 100 millones de dólares.

Es la primera vez que dos aterrizadores trabajarán a la vez en la Luna, puesto que en estos momentos, China tiene operativo el Rover Chang’e 4 en la cara oculta de nuestro satélite.

A esto hay que sumar, otras iniciativas lunares por parte de Rusia, Estados Unidos, Japón e incluso India… lo que nos lleva a una interesante pregunta: ¿Qué está ocurriendo para que la Luna vuelva a ser un objetivo codiciado por todo el mundo?

A nadie se le escapa que han pasado ya 50 años de las misiones Apollo y, durante todo este tiempo, la Luna ha ido perdiendo interés para la mayoría de países y agencias espaciales. El último hombre que pisó nuestro satélite lo hizo en 1972 y desde entonces, nadie ha vuelto.

Resulta lógico que muchos se pregunten por qué no hemos regresado y sobre todo, qué ha cambiado para que ahora haya tantos países interesados en volver.

Empecemos por lo más obvio: el dinero. Se han realizado innumerables cálculos sobre cuánto costó el programa Apollo de la NASA, junto con sus anteriores programas Mercury y Géminis.

El total es una cifra que, ya por aquel entonces, se consideraba desorbitada. Los datos más actualizados nos indican que el importe aproximado de todo el programa estaría alrededor de los 120.000 millones de dólares actuales (con la inflación incluida).

Esto significa que para conseguir uno solo de los lanzamientos del Saturno V que alunizó se invirtieron unos 22.000 millones de dólares actuales.

Es materialmente imposible que el presupuesto de ninguna agencia espacial hoy pueda dedicar esa cantidad de dinero a un solo lanzamiento. Recordemos que el presupuesto de la NASA se ha visto reducido, año tras año, y que en la actualidad ronda los 19.500 millones de dólares.

La agencia espacial estadounidense debería abandonar todos sus proyectos, todos sus telescopios, todas sus sondas y todos sus programas… y aún así, no tendría dinero suficiente para costear hoy en día un solo lanzamiento tripulado a ese precio.

El segundo elemento clave en el olvido que la Luna ha sufrido durante tantos años es la paulatina pérdida de interés. Doce hombres caminaron por el regolito de nuestro satélite durante el programa Apollo.

Recogieron cientos de kilos de muestras, realizaron experimentos, dejaron material científico en su superficie… Llevaron al límite la tecnología de los años ’70 y poco más se podía hacer en la Luna. Volver a gastar esa ingente cantidad de dinero para hacer prácticamente lo mismo que ya hicieron los astronautas del Apollo suponía demasiado gasto para tan poco beneficio.

Sin embargo, el tiempo ha pasado. Las tecnologías han avanzado a un ritmo exponencial, los lanzadores y cohetes son cada vez más eficientes y la nueva sonda Beresheet demuestra que, en la actualidad, llegar a la Luna es mucho más sencillo y barato.

Las misiones chinas de la Chang’e, las sondas japonesas como Selene o Kaguya, han acercado la Luna a presupuestos mucho más asequibles, abriendo así una nueva conquista en nuestros días.

El increíble crecimiento de la tecnología que hemos experimentado solo en la última década no solo ha conseguido abaratar las misiones a la Luna, sino que también ha abierto de manera alucinante las posibilidades de lo que podemos hacer ahora allí.

En la época de las misiones Apollo, la tecnología no permitía grandes proyectos lunares, en nuestros días el sueño de bases lunares, estaciones en órbita y lanzamientos desde su superficie están cada vez más cerca de hacerse realidad.

NASA está preparando una nueva estación espacial (Lunar Gateway) orbitando la Luna. Los planes de volver con misiones tripuladas se han multiplicado y los nuevos proyectos de bases y asentamientos lunares han reconvertido nuestro satélite en un objeto de deseo para muchos países.

En resumen, la Luna vuelve a tener interés, nuestra actual tecnología trae posibilidades que los antiguos ingenieros del programa Apollo solo podían soña y además, cada vez resulta más barato y sencillo llegar hasta ella.

Bienvenidos a la nueva carrera espacial hacia la Luna.

 

Por La Redacción
Fuente: Javier Peláez
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