Kabul.- Los talibanes pidieron este sábado a países y organizaciones internacionales que continúen aportando ayuda humanitaria a Afganistán, después de que numerosas ONG suspendiesen sus programas cuando los fundamentalistas prohibieron a las afganas trabajar en ellas, mientras la ola de frío que azota el país desde hace dos semanas deja ya 166 muertos.
«Para evitar más muertes a causa de las bajas temperaturas, pedimos a los países donantes, a las oficinas de la ONU y a las organizaciones de ayuda que continúen su labor humanitaria», dijo en un comunicado el Ministerio de Gestión de Desastres del Gobierno interino de los talibanes.
Los fundamentalistas, que se hicieron con el control del país en agosto de 2021, reiteraron su llamamiento a una ayuda humanitaria «no política».
Según el Ministerio, las bajas temperaturas, con mínimas de hasta veinte grados bajo cero, y unas súbitas inundaciones han provocado la muerte de 166 personas desde el pasado 10 de enero.
«Según los datos del Ministerio de Gestión de Desastres, desde el 10 de enero en 24 provincias han muerto 166 personas, otras 22 han resultado heridas y más de cien hogares han resultado completa o parcialmente destruidos», señaló el ministerio.
Las autoridades afganas también informaron de la muerte de más de 80.000 cabezas de ganado.
Afganistán ya se encontraba sumido en una profunda crisis humanitaria y económica antes de la llegada al poder de los talibanes, pero el aislamiento internacional y el bloqueo de los fondos de ayuda extranjera tras la caída del anterior Gobierno han exacerbado la situación de precariedad de millones de afganos.
A la crisis humanitaria se ha sumado un invierno particularmente frío, en un país que registra habitualmente muertes por las bajas temperaturas debido a la escasez de infraestructuras y servicios básicos, así como a la reducida calidad de las viviendas, a menudo simples tiendas de campaña en el caso de los más desfavorecidos.
La reciente y criticada decisión de los fundamentalistas de prohibir a las mujeres trabajar en ONG nacionales e internacionales, no obstante, ha provocado que numerosos organismos suspendan sus actividades en el país asiático.
Gran parte del territorio afgano está surcado por la enorme cordillera del Hindu Kush y registra temperaturas extremas durante el invierno.
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