Redacción.- Decididamente, la reputación de Ellen DeGeneres no está atravesando su mejor año. Después de recibir un aluvión de críticas por quejarse de que el confinamiento en su mansión le parecía “como estar en la cárcel”, por reducir el salario de sus trabajadores mientras ella grababa el programa a distancia y por fomentar un “ambiente de trabajo tóxico”, hace un par de semanas supimos que James Corden podría reemplazarla con su propio show, siendo este el último en una larga lista de varapalos recibidos por la presentadora de 62 años.
Y es que más allá de todos aquellos “malos gestos” de DeGeneres que recogía un hilo viral en Twitter, a comienzos de mes te contábamos cómo se viene produciendo el declive de la estrella de la cadena NBC –todo un mito televisivo y un referente de la lucha LGBTQ+ que muchos consideraban intocable.
Una caída libre que ahora se acelera con un nuevo lastre: la comparación que una ex trabajadora de The Ellen DeGeneres Show establece entre el programa y la película El diablo viste de Prada (2006).
En una entrevista con el programa de radio australiano Stav, Abby & Matt, la exempleada anónima se sumaba a otros cuantos trabajadores para asegurar que la toxicidad del entorno laboral del show era similar al de la icónica comedia de David Frankel que protagonizaran Anne Hathaway y Meryl Streep.
“Es un poco como El diablo viste de Prada. Todo el mundo lucha por llegar a final de año”, asegura la mujer en referencia a la oficina que dirige con mano de hierro el cruel personaje de Meryl Streep.
“Es como una medalla honorífica tener eso en tu currículum”.
La exempleada asegura que ella y otros compañeros llegaban a trabajar 10 horas diarias en el programa, si bien los problemas “iban más allá”.
“Es una cuestión de derechos básicos: que te paguen las horas extras, que te den agua en un día caluroso”, declaró. “Si pides algo de eso, te señalan la puerta”.
Como decíamos, otros antiguos trabajadores de The Ellen DeGeneres Show también han alzado su voz contra la presentadora, acusándola de no intervenir en este ambiente tóxico y de permitir conductas racistas o sexistas por parte de trabajadores de rango superior –a lo que DeGeneres respondió con un documento dirigido a los empleados, en el que les pedía perdón y les prometía aplicar cambios.
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