La suspensión de la rueda de prensa en la que se anunciaría el plan para la apertura de clases del año escolar 2020-2021, es una prueba fehaciente de las dificultades que plantea tomar decisiones en el clima de pandemia que vivimos.
La apertura del año escolar implica tantos retos de tipo educativo, técnico, tecnológico, de logística y humanos, para solo citar algunos, que era punto menos que imposible que se pudiera lograr un consenso aceptable para el nivel de riesgo involucrado en la situación actual.
Por ejemplo, los profesores no están formados para clases a distancia ni los estudiantes tienen equipos informáticos, o conexiones de internet o simplemente energía eléctrica en sus hogares.
Los padres pueden tener que salir a trabajar y dejar a los niños solos o con la abuela o el servicio y todos, incluidos los padres no tener la formación para ayudarlos en las tareas.
Y se nos quedan los temas del desayuno y la merienda escolar, el transporte y el sin fin de temas de salud que implica la apertura.
Ahora tienen las autoridades una semana más para la compleja decisión.
Fuente: DL
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