El manejo de las redes sociales impone una modalidad totalmente nueva a las personas y a las instituciones para comunicar aquellas cosas que creen protegen a sus conciudadanos y al cumplimiento del deber.
Es un desafío inaplazable si queremos ir delante en el uso de la tecnología.
Esa realidad digital no sólo está dirigida a los sectores oficiales y quienes no los son. Y no puede ser un dilema. Es algo a la que las instituciones responden.
Lo bueno es que ahora no hay que esperar un siglo para superar una etapa y cerrar un ciclo.
No resulta complicado adquirir el hábito en el uso de la tecnología como para asimilar sin traumas estos cambios necesarios e inevitables.
Sin embargo, en los recursos tecnológicos disponibles tenemos que apoyarnos, casi de forma inevitable, para poder avanzar como sociedad.
Resistirnos a los cambios resulta absurdo.
Es necesario que encontremos sentido con una nueva realidad.