Cuando se conversa con los dirigentes políticos, empresariales y de distintos sectores sociales todos parecen coincidir en que necesitamos hacer un proceso de evaluación de las fortalezas y los desafíos después de 62 años del proceso de construcción de la democracia dominicana.
Si la convocatoria viniera desde el Gobierno o desde cualquiera de los otros sectores van a surgir reservas y siempre habrá algún sesgo que no nos ayude a la fluidez de ese diálogo con perspectivas de corrección y de futuro.
Sin embargo, creemos que si se hiciera desde la academia muchos de esos prejuicios pudieran quedar superados.
Ojalá alguien se anime a dar el paso en esa dirección. Las universidades tienen la palabra.