La economía dominicana ha mostrado una buena cara para su recuperación tras las consecuencias de la pandemia del COVID-19 y ahora con los efectos agregados del conflicto ruso ucraniano.
Incluso, para muchos con frecuencia resulta sorprendente esa capacidad de salir adelante.
Sin dudas es un factor muy positivo del país que encierra un potencial aunque para una gran parte de nosotros está oculto.
La idea de que vivimos en el peor país del mundo es posible que no nos permita ver con claridad nuestras posibilidades de progreso.
Es una percepción promovida desde la oposición, por lo que en realidad nadie sale ileso de responsabilidad y del pecado, pues todos han estado en ese rol.
Eso lleva como contraparte que quienes gobiernan tiendan siempre a exagerar sus iniciativas y a no admitir las debilidades que deben ser enfrentadas de forma oportuna.
Hay por tanto, una tarea en la agenda de la clase política para visibilizar ese potencial oculto para lanzar al país por los mejores senderos.
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