Los asesinatos de mujeres en la República Dominicana siguen siendo un drama desgarrador.
Cada vez estos crímenes resultan más espeluznantes.
Y la mayoría de las veces cometidos en presencia de los hijos, los cuales quedan lacerados en el alma para el resto de sus días.
Cada vez es más claro que en cada una de estas tragedias hay una historia de tolerancia, indiferencia e impunidad inexplicables.
Mujeres sollozando en las redes sociales y frente a los medios clamando por sus vidas, sin que encuentren la debida atención.
Y mujeres que se hacen visibles para las autoridades cuando son agregadas en la lista de muertas, como si su importancia deviniera cuando sus verdugos las desaparecen de la existencia.
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