Vivimos desenfrenados. Sin moderación en nuestra conducta. Una falta de límite total. Una locura colectiva.
Especialistas atribuyen este comportamiento como consecuencia directa del encierro de la pandemia.
Y es posible que ahí radique buena parte de la causa de esta exacerbación de la conducta social.
Estamos mostrando lo peor que llevamos dentro.
No estamos considerando ningún nivel de tolerancia y para todo exhibimos un nivel de agresividad sorprendente.
Incluso, ese nivel de violencia siempre parece procurar la muerte como conclusión final a todo conflicto al que nos enfrentamos.
Es válido aplicar las leyes. Sin embargo, la orientación colectiva basada en una campaña efectiva podría ayudarnos.