La democracia es en esencia reglas claras que todos debemos cumplir. Y ahí descansan deberes y derechos. Igual los límites y las responsabilidades.
Eso desde el punto de vista conceptual y holístico.
Desde el punto gerencial de la administración pública es fundamental la planificación, la que conlleva una definición de las prioridades en los gastos y en las inversiones para infraestructuras de todo tipo en el territorio nacional.
Conseguir esta dinámica debe encerrar, necesariamente, una vigilancia rigurosa del manejo de los recursos y las auditorías.
Estas últimas incluyen aspectos legales y manejo económico. Es decir, determinan la facultad y la pulcritud de los funcionarios.
Necesitamos hacer eso.