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jueves 5 julio, 2018

La Policía no debe lavarse las manos

Las acciones recientes que involucran agentes policiales, en el municipio Santo Domingo Este y la provincia Santiago, desbordan la capacidad de asombro de los dominicanos.

Admitir públicamente que oficiales y agentes de la uniformada ejecutarían un allanamiento en el barrio Katanga, en Los Mina, sin una orden judicial ni acompañados de un fiscal contra uno de los involucrados en el robo al Banco Popular, es una clara evidencia de la desviación institucional en la que ha caído la Policía Nacional.

También admitir que falló el protocolo con el “suicidio” de Antonio Polanco Bueno, el seguridad del banco Vimenca, en Santiago, y que habría actuado en el asalto en esa sucursal, termina echándole un cubo de lodo.

Sabemos que la Policía Nacional está compuesta por miles de hombres y mujeres de bien, de buena voluntad y con un claro apego al buen hacer, muy mal heríamos en no distinguirlo ni reconocerlo.

A partir de esos casos, la Policía mal haría en acogerse a la lapidaria frase de Pilato, el quinto prefecto de Judea, cuando esgrimió: “Lo hecho, hecho está”, para luego lavarse las manos por no tener argumentos, tal como ocurrió contra Jesús.

La realidad es que la Policía Nacional no puede dejar pasar, como el que ve llover, lo acontecido.

La institución del orden debe asumir este debate, en principio negativo, para trabajar su “malograda” imagen y trabajar el acercamiento con la población y granjearse el respeto de la sociedad.

Creemos que es hora de asumir un silencio estratégico, dejar fluir la investigación técnica y luego tomar los correctivos.

Esa podría ser la decisión más inteligente para levantar su imagen y la moral de miles de agentes que con orgullo llevan el uniforme gris.