Como inoportunas, indiscretas y un mero acto de intromisión, serían las calificaciones más apropiadas para valorar la reciente posición de los Estados Unidos, respecto a la decisión adoptada por la República Dominicana de establecer vínculos diplomáticos con la República China y desistir de las mismas con Taiwán.
Dicho malestar fue externado por el señor Robert Copley, encargado de negocio de la embajada estadounidense en el país.
La posición norteamericana podría ser comprensible, más no aceptable, por las razones siguientes: 1-Copley actuó de manera inoportuna en ir al Palacio Nacional, reunirse por más de una hora con el presidente Danilo Medina, y hacer público el tema en la propia Casa de Gobierno. 2-Ha sido indiscreto el funcionario estadounidense al revelar detalles a los periodistas, minutos después del encuentro, de lo tratado con el jefe de Estado dominicano. Y 3-Fue una intromisión, por la forma en que produjeron sus declaraciones y, atendiendo a la simbología de Estado, jamás debió develar lo que alegadamente aconteció en el despacho presidencial.
Estados Unidos tendría motivos valederos y amplios para ver con recelos este acercamiento, pero invocar respeto y orden institucional, cuando se incumple con estos preceptos, es otra acción que conduce a su descalificación.
Quizás no todo el país esté conteste con el inicio de las relaciones con China, decisión de la que el gobierno dominicano tampoco ha dado amplios detalles, pero el país se inclinó por ese rumbo y lo hizo haciendo usos de sus facultades soberana, independencia y conveniencia estratégica.
Cada pueblo es dueño de su destino. República Dominicana tomó una decisión que no rompe con sus bases legales, tampoco con normas ni protocolos diplomáticos.
Sabemos que con EE.UU. compartimos más de un siglo de relaciones diplomáticas y comerciales, sostenidas sobre la base del respeto, la prudencia y la gratitud mutua, condiciones a las que siempre debemos apelar.
Las vías diplomáticas siguen siendo el canal mister Copley.
COMENTARIOS (1)
Cargando ...
Se pasó de la raya míster Copley. Ya, no estamos en la época de la colonia en donde antes de que los hablarán, los esclavos estaban obligados a obedecer. Por mi fuera seguimos con Taiwán, pero es una decisión soberana e cada Estado, establecer relaciones diplomaticas con quien desee y eso, míster Copley es una atribución soberana..., Ok?
Los comentarios estan cerrados para esta noticia.