Hemos asentado la cultura de prevalernos de nuestras condiciones para favorecernos.
Y así sentimos un desprecio por las leyes y normas que deben regirnos como sociedad.
Nos aflora en casi todos los ámbitos, si somos funcionarios públicos, designados o electos.
Igual si pertenecemos a la política, al empresariado, a la comunicación, artistas, en fin, basta con creer que somos alguien que pertenece a algún sector importante de la vida en la República Dominicana.
Y se ha arraigado tanto, que los que no pertenecen a estos sectores han desarrollado una agilidad asombrosa para buscársela, pero unos y otros, asumen la misma actitud, aunque con métodos diferentes.
Es lo que tenemos que erradicar, para avanzar.