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jueves 19 abril, 2018

El Estado no tiene dolientes

Que no quepa la menor duda. La conclusión se desprende de los ejemplos que han dado quienes tuvieron y tienen el privilegio de dirigir al Estado, los cuales nos han conducido a una inopia prácticamente colectiva.

Los casos son aberrantes.

Por sólo citar, mencionamos el escándalo de la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA), el cual debe constituirse, al igual que otros del pasado reciente, en una vergüenza por la “deficiente e ineficiente supervisión” a que debió someterse esa entidad.

Durante 5 años la OMSA fue blanco de la prevaricación cómplice de más de RD$3,000.00 millones, pero fue necesario que se produzca el secuestro y posterior ejecución del profesor universitario Yuniol Ramírez para que los ojos del país y el gobierno atendieran lo que pasaba en esa institución, por cierto, denunciado hace tiempo.

Aquí ha fallado todo: desde un inoperante Departamento de Compras, hasta el ineficiente accionar de las veedurías, y qué decir de Contrataciones Públicas, la Contraloría de la República, la Tesorería, la propia Cámara de Cuentas, entidad que destapó el escándalo, y hasta la Procuraduría de la República, esta última por su inacción.

Todas estas entidades y organismo, denominados como controles, se crearon para combatir la corrupción, una vez más fallaron.

Y lo peor, es que al parecer, seguiremos con un Estado sin dolientes porque falta voluntad y un manotazo sobe la mesa.