Sin andar con recovecos tenemos que ponderar como prudentes y muy correctas el anuncio de dos decisiones trascendentales recibidas por el país en las últimas horas.
En primer lugar, se trata de la proclama adoptada por la Junta Central Electoral (JCE) en la que se convoca a elecciones municipales extraordinarias para el 15 de marzo con el voto manual. En segundo lugar, el adecuado anuncio externado por el presidente Danilo Medina en su discurso, con el que ratificó su total respaldo a la institucionalidad y defensa a la imagen del país.
Sobre lo primero destacamos que el pleno de la JCE tomó la decisión a solo un día de haber suspendido las elecciones por los problemas detectados en el sistema del voto automatizado.
Lógicamente la medida del organismo comicial tendrá un mayor costo económico no estipulado en el presupuesto, pero con ello se saca el tema del debate en el que muchos apostaban a un tremendismo electoral poniendo en peligro la democracia y la estabilidad dominicana.
Mientras que el presidente Medina, en su discurso, también lleva tranquilidad y despeja los rumores que se tejieron tras la suspensión de los comicios, al tiempo de dar un espaldarazo a la JCE y trazar las garantías que se necesitan para evitar el ahondamiento de la crisis.
Entre otras cosas, el jefe de Estado manifestó que el calendario electoral debe respetarse, al igual que la legalidad democrática, además de respaldar las instituciones para preservar el Estado de derecho.
Por igual llama a la cordura y el sentido patriótico de los dominicanos.
La realidad es que lo acontecido el pasado domingo 16 tiene un sabor amargo para la democracia y el historial electoral.
Insistimos en que el orden institucional y el Estado de derecho sangran mal heridos, por lo que tanto a la JCE como al presidente Medina debemos tomarle la palabra y contribuir a materializar las intenciones anunciadas.
Queda en los dominicanos y líderes políticos hacer sus aportes.
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