Hay temas de sobra para un diálogo provechoso en la República Dominicana.
Sería muy útil para avanzar en muchas de las reformas que están planteadas en el escenario nacional.
Conversar no le resta a nadie y por el contrario revelaría quienes colocan sus intereses particulares por encima del colectivo.
Este es un momento difícil, y es posible que la gente preste más atención a las acciones que a las palabras de sus dirigentes políticos, empresariales y sociales.
Podemos calcular querer avanzar sobre el descalabro de los otros, pero eso sólo funciona cuando mostramos nuestras mejores actitudes frente a la población.
Tenemos razones suficientes para sentarnos en una mesa y pactar un consenso saludable.
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