Santo Domingo, República Dominicana • Viernes 19 de Abril, 2024
viernes 6 marzo, 2020

Danilo Medina también debe dialogar

La frustración colectiva generada tras suspender los comicios municipales del pasado 16 de febrero ha puesto en marcha iniciativas de diálogos que buscan salvar el orden democrático e institucional del país.

La República Dominicana tiene semanas sumergido en una crisis política que ya comienza a lacerar las estructuras económicas, además de trastocar el orden social del país. Urge dialogar.

Ya al menos partidos y Junta Central Electoral acordaron celebrar elecciones extraordinarias dentro de unos días. Igualmente afinaron para estas elecciones del 15 de marzo la operación de nuevos equipos y la logística a implementar durante el proceso, sin duda un gran avance.

Otro adelanto es que el Consejo Económico y Social (CES) ya inició las conversaciones para tratar de salvar del colapso institucional al país, aunque grupos alternativos también convoquen a otro diálogo paralelo.

Es lamentable que las conversaciones del CES no cuenten con la aprobación unánime. Hay quienes le restan legalidad y legitimidad, mientras otros sectores no se sienten representados en él.

Sin embargo, este diálogo celebrará su tercer encuentro, mucho más ampliado, al incluir sectores como la iglesia Católica, los jóvenes que protestaron en la Plaza de la Bandera y otros que han repudiado la presente coyuntura.

Quizás no es el mejor escenario, pero hasta ahora la convocatoria del CES es lo que más nos acerca a la “posible salida de esta crisis”.

Pero extraña que el presidente de la República esté ausente, al menos físicamente, en este importante conversatorio. Hay que tomar en cuenta que de estas pláticas pende el futuro inmediato del país.

Quien preside el Poder Ejecutivo, Danilo Medina, es el principal representante del pueblo, eso lo consagra el Artículo 122 la Constitución de la República.

Medina, como jefe de Estado, es la máxima figura entre todos sus iguales y, por ende, dentro de sus funciones está garantizar la estabilidad de sus gobernados.

Entendemos que el mandatario no puede ausentase de este proceso porque se estaría corriendo el riesgo de desnaturalizar esa iniciativa.

Su sola presencia, como uno más de los actores, es muy importante por las siguientes razones: le daría un peso, en el orden de importancia, que requieren las conversaciones; imprimiría carácter de Estado a la reunión, y por ende legitimidad, e irradiaría de garantías a los actores, comprometiéndose y comprometiéndolos, a cumplir lo acordado.

Sólo la madurez de un pueblo fortalecido ha podido sortear lo acontecido en las elecciones municipales, muestra de ellos fue el ejemplo de civismo expresado por diferentes vías.

Medina está en la postrimería de su segundo mandato y este diálogo le ofrece la oportunidad para restaurar la confianza entre los dominicanos, propiciando el orden democrático e institucional.