Por lo regular, obviamos las formalidades. Nos gusta siempre ignorar las reglas que establecen límites.
La lucha contra el COVID-19 ha requerido una conducta que casi nunca queremos observar.
Esta es una pandemia en que ningún país puede cantar victoria aún.
Se ha logrado controlar la situación, pero es frecuente ver retrocesos por nuevos rebrotes y variantes del virus.
En la República Dominicana hemos iniciado el proceso de liberación para volver a la dinámica de la nueva normalidad.
Ya se ha hecho con el Distrito Nacional y La Altagracia.
Sin embargo, el Gobierno debe liberar el toque de queda, pero no los protocolos básicos para operar y conducirnos en la colectividad.
Esta puede ser la clave del éxito.
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