No podríamos decir que sea raro las tensiones que actualmente vivimos con Haití por la construcción de un canal que procura desviar las aguas del río Dajabón o Masacre.
Conocedores de las consecuencias de esa acción las consideran graves.
Entre los países fronterizos son frecuentes las tensiones, sobre todo cuando existen desigualdades en sus economías o en su vida institucional.
Y en este caso se puede decir que el vecino país está afectado por ambas condiciones.
Pero, más que a Haití, nos queremos referir a la República Dominicana.
Cada vez es más claro que debemos definir políticas públicas para bregar con esa frontera y esa vecindad que espera una solución a largo plazo.
No sigamos postergando.