La educación es, sin duda, el principal alimento de una nación que echa hacia adelante.
Es el factor principal, pues forma justo su material más importante, el capital humano.
Y las naciones son diferentes, esencialmente, por lo que llevan en su cabeza y su corazón.
Así que la riqueza nos la regala la naturaleza o se construye agregando valor y eso lo hace la inteligencia, la que se afina en las aulas y en el estudio constante.
Ahora que volvemos a las aulas semipresenciales en muchos de nuestros municipios ha de ser el inicio del regreso pleno.
Y justamente producto de la inteligencia con que pudimos dar respuesta a la pandemia, los elementos innovadores deben quedarse como modernizadores de la educación.