El país asume ya un nuevo gobierno elegido democráticamente durante el especial, por la pandemia y celebración postergada, pasado proceso electoral.
La elección de la pareja de mandatarios, Luis Abinader y Raque Peña, ya debe constituirse en motivo de regocijo general. Tendrán claro está sus dificultades, pero los dominicanos debemos ratificarle ese voto de confianza expresado en las urnas y ahora convertirse en soporte del fortalecimiento institucional que todos anhelamos.
Esta naciente administración tendrá que asumir un cajón de deuda, sumado a la guerra declarada por la pandemia, la ralentización económica y el incremento del desempleo producto de la COVID-19, por citar algunos entuertos.
Sin embargo, el presidente rebosa energía y confianza. Abinader se ha rodeado de un equipo joven, del cual esperamos esté comprometido con el cambio vendido.
Cometerá errores, sin duda, pero arranca cubierto bajo el manto de la buena fe y el apoyo de la gran mayoría de la población que quiere que las cosas se muevan en un sentido diferente.
Es por tanto ineludible que el Gobierno arranque con las principales acciones que ha prometido el presidente y que algunos miembros del equipo se olviden de la campaña electoral y se concentren en gobernar, es decir, en satisfacer las aspiraciones más hondas de esta sociedad.
Le deseamos el mayor de los éxitos a esta administración, porque su éxito significa bienestar para nuestro pueblo, mejora en la institucionalidad y orden y seguridad para todos.
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