Resulta muy bien que los profesores vuelven a las aulas para impartir docencia en las escuelas.
Rectificar su actitud de resistirse a integrarse a la educación ha sido una actitud incomprensible.
Y muy lamentable en un país que necesita formarse como vía de superación.
Es muy bien que la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) haya decidido reintegrarse a las escuelas, pero no merece ser reconocida por tal decisión.
Su accionar es poco responsable y colaborador para un país que atraviesa por las dificultades que se han generado por la pandemia del COViD-19.
Es justo que entiendan que reprochamos su actitud de no asistir a las escuelas para formar a los estudiantes de menores ingresos y condenarlos a vivir en el ostracismo.
Esta es una época en que los actores sociales tienen que asumir responsabilidades.