Un aspecto fundamental para ordenar la vida de la República Dominicana es superar el desorden que hemos dejado asentar para operar en cotidianidad.
Iniciemos por el problema del tránsito. Tenemos buenas vías y carreteras. Y con un buen parque vehicular.
Sin embargo, padecemos por la falta de planificación y el irrespeto de los conductores.
A tal punto, que es una de las principales fuentes de muertes y lesionados.
Y es, sin dudas, una industria del dolor por las consecuencias de la orfandad y los sufrimientos familiares.
La falta de higiene nos genera un gran daño ambiental en todas las áreas, incluyendo ríos, cañadas y las costas marinas.
Y el orden es de la democracia. Cosechemos sus beneficios.
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