Las crisis tienen de bueno que abren espacio para el aprendizaje acelerado, la sabiduría y para saber identificar las prioridades para salir a camino, ampliarnos y consolidarnos en distintos aspectos.
Aquella vieja expresión de que el tiempo vale oro adquiere en circunstancias de dificultades un valor mucho más significativo.
Desgraciadamente, en nuestra cultura cotidiana no siempre tenemos claro el sentido para empoderarnos de este concepto.
Cada vez más somos parte de un universo con todas las consecuencias, positivas y negativas, que pudieran desprenderse de esa realidad.
Y siendo así, es clave que necesitamos ser un país con capacidad productiva, para la seguridad alimentaria y las exportaciones.