Hay que insistir en la necesidad de que la República Dominicana tiene que definir una política de Estado para sus relaciones con Haití.
Es una prioridad primordial por las complejidades que implica la migración y los múltiples intereses comunes entre ambas naciones.
Y es vital que eso se haga, primero para que la clase política y los sectores económicos y sociales lo tengan igual claramente.
Segundo, para que ningún gobierno venga a improvisar en esta materia, ni frente a los haitianos ni a gobiernos extranjeros u organismos internacionales.
Así evitamos tener que batirnos con declaraciones de prensa a quienes nos exijan distraer nuestras leyes para hacer lo que no reclamarían a otro país y lo que ellos tampoco hacen.
Eso nos permitiría consolidar nuestras propias políticas y nuestra posición sobre un vecino inevitable con quien tenemos que convivir y colaborar.
Lo mismo para dejar claro frente a sectores haitianos y nacionales que igual usan este tema para generar prejuicios y odio.
Cargando ...