Redacción.- Luego de cuatro años de planificación, Tesla Inc. por fin comenzó las obras de construcción de su proyecto de una fábrica de US$5.000 millones en el mayor mercado automotor del mundo. El momento, sin embargo, no podría haber sido menos auspicioso.
El máximo responsable, Elon Musk, y algunos funcionarios de Shanghái, entre ellos el alcalde Ying Yong, asistieron este lunes a un acto en un lugar cercano a la ciudad destinado a inaugurar la construcción de la que sería la primera planta de manufactura de automóviles fuera de los Estados Unidos de la compañía fabricante de vehículos eléctricos.
La ceremonia es el comienzo de un nuevo capítulo para Tesla, pero llega en momentos en que la economía china presenta indicios de estrés en el contexto de la guerra comercial con EE.UU.
En China, el empresario multimillonario enfrenta un mercado automotor que probablemente se haya contraído por primera vez en al menos 20 años el año pasado, en tanto la incertidumbre en torno a la disputa comercial entre las dos mayores economías del mundo, los indicios de un debilitamiento de la demanda interna y una caída del mercado bursátil afectan a los consumidores.
El complejo contexto comprende también la competencia de varias startups, todas las cuales quieren ser como Tesla.
La compañía automotriz apunta a finalizar la construcción inicial de la planta este verano (boreal) y a comenzar con la producción del Model 3 para fin de año, según un tuit de Musk. La fábrica, que hoy solo consiste en terrenos llenos de lodo a unas dos horas de Shanghái, producirá versiones asequibles del Model 3 y el Model Y para la región de la Gran China, dijo Musk durante la visita, realizada un día frío y lluvioso.
“Con los recursos que tenemos aquí, creo que podremos construir la gigafábrica de Shanghái en tiempo récord”, dijo Musk.
La planta china es el resultado de años de negociaciones con las autoridades locales y de algún modo constituye un triunfo personal para Musk, que tuvo un 2018 desastroso. La Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. (SEC, por sus siglas en inglés) decidió castigar a Tesla el año pasado -luego del ya célebre tuit de “financiamiento asegurado” de Musk- por medio de multas y de un acuerdo que exigió reformas de la gobernanza de la empresa. La planta llega también en momentos en que Tesla puede impulsar la producción de los sedanes Model 3, lo que marca el comienzo de un cambio del ánimo del mercado.
Una planta local china podría ser crucial para Tesla, que lucha por evitar una posible caída de la demanda en EE.UU., su mayor mercado, luego de que se redujeran los créditos fiscales federales para los vehículos eléctricos. La compañía bajó US$2.000 el precio de todos sus modelos para compensar parcialmente la pérdida del subsidio.
Una fábrica de su completa propiedad también significaría que Tesla no tendrá que compartir ganancias ni tecnología con socios chinos, a diferencia de otras compañías automotrices a las que se exige que formen una empresa conjunta local.
“Los autos asequibles deben fabricarse en el mismo continente en que se encuentran los clientes”, escribió Musk en otro tuit.
Por La Redacción
Fuente: Bloomberg News
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