Sao Paulo (AP).- José Fornos Rodríguez se ha codeado con muchos de los personajes más populares y poderosos del mundo durante las últimas cinco décadas. Sin embargo, él mismo no aparece en muchas fotos.
Con una voz apacible dice que ha conocido a figuras como la supermodelo Gisele Bundchen, el astro del fútbol Kylian Mbappé y el presidente ruso Vladimir Putin, pero sólo por tener a un amigo muy famoso que lo contrató como su asistente.
Mejor conocido como Pepito Fornos, José se retiró este mes como la mano derecha de Pelé.
Desde que las actividades del legendario exfutbolista se redujeron drásticamente durante su tratamiento por un cáncer de colon, su veterano asistente sintió que era tiempo de una separación profesional, de volver a una zona rural próxima a Sao Paulo y de mantener sólo una relación de amistad con Edson Arantes don Nascimento.
Pelé, de 81 años, confirmó el retiro de Fornos, de 79, hace una semana, cuando abandonó un hospital de Sao Paulo tras su tratamiento más reciente.
“Mi gran amigo Pepito. Siempre me dijiste que tenías el cabello blanco por mi culpa. Entonces, espero que ahora recupere su color natural”, escribió Pelé en Instagram. “Continuaré trabajando normalmente, pues todavía tengo algunos sueños más que realizar y pretendo jugar algunos partidos más. Muy agradecido por todo, y aprovecha tu jubilación”.
Fornos conoció a Pelé a comienzos de la década de 1960. En 1969, la relación entre ambos se estrechó durante un viaje a Milán, después de que Fornos aseguró un patrocinio de la aerolínea Varig para Santos, el club donde el astro surgió.
No fue un acuerdo menor, dado que el conjunto brasileño recorrió el mundo durante meses a fin de pagar el salario de su gran figura.
A Pelé le gustó el estilo empresarial de Fornos, con sus trajes perfectamente confeccionados y su cabello oscuro impecablemente peinado. Consideró entonces una buena idea comenzar a llevarlo a los eventos con sus patrocinadores.
En 1971, el ícono global, tres veces campeón del Mundial, pidió que Fornos, entonces encargado de las ventas de la aerolínea, trabajara para él, con una ligera alza en la paga.
En aquel momento, el deportista más famoso del planeta devengaba 1,5 millones de dólares al año, divididos prácticamente a partes iguales entre el fútbol y los convenios de marketing. La sociedad tuvo una pausa de sólo un año, cuando Fornos se casó y se fue de la localidad de Santos.
El matrimonio no duró, y Fornos volvió a trabajar para Pelé.
“Pelé y yo somos los mismos de aquellos días”, dijo Fornos en una inusitada entrevista telefónica para The Associated Press. “Siempre supe cuál era mi lugar. Era reservado, en los bastidores”.
No importaba con quién se reuniera Pelé a puerta cerrada. Pepito Fornos estaba siempre ahí, ya fuera para que el futbolista se sintiera más cómodo o para darle un consejo urgente.
Solía entremezclarse con los periodistas, sin alejarse demasiado de su jefe.
Fornos considera que la base de su relación con Pelé fue su franqueza. A comienzos de este siglo, fue una de las pocas voces que se opusieron abiertamente a que Pelé asumiera como presidente del Santos.
Y se lo dijo a la cara, frente a su madre Celeste.
“Yo le digo lo que tiene que escuchar, y no lo que le gusta escuchar”, afirmó Fornos. “Estabamos en la casa de su madre cuando nos dio la noticia. Yo dije a doña Celeste que su hijo estaba soñando. Él tiene que estar por encima del bien y del mal, ser presidente no era para él. Pelé a veces sueña y yo lo bajo a la tierra, tiro de su pierna.
“Entonces me miró y dijo, ‘Tu eres de hecho mi contrapeso’”.
Fornos afirmó que continuará avisándole a su antiguo jefe si no se encuentra vestido adecuadamente o si se está quejando demasiado.
“Si no le puedo decir esas cosas no puedo ser su amigo. Después de aquel momento en la casa de su madre nuestra amistad siguió”, dijo. “Ya tuvimos discusiones, pero nunca nos hemos negado a seguir viéndonos”.
Fornos relató que su mejor recuerdo relacionado con Pelé se remonta a 2014, cuando entre lágrimas, el astro recibió el Balón de Oro de la FIFA y la revista France Football.
El premio creado en 1956 no consideró durante décadas a los jugadores nacidos en Sudamérica, y Pelé jugó sólo para dos clubes: Santos y el Cosmos de Nueva York.
Pelé dijo en aquel momento que su colección de trofeos estaba completa al fin.
“Pelé estaba radiante aquel día”, rememoró Fornos. “Nunca es demasiado tarde para reconocer a quien se necesita reconocer”.
Su peor recuerdo es de 2020, cuando el hermano de Pelé, José Arantes do Nascimento, apodado Zoca, falleció a los 77 años.
“Nunca he visto Pelé tan triste en toda mi vida. Ellos eran muy cercanos. Nosotros hicimos muchas cosas juntos y por mucho tiempo. Pelé está golpeado hasta hoy. Me molesta ver a Pelé sufriendo todavía por la muerte de Zoca. Él realmente no la ha superado.”
Fornos dijo que nunca le gustó actuar como si fuera un fanático de las celebridades a quienes conocía Pelé. Sin embargo, enumeró a varias personas que lo trataron bien.
Entre ellas destacan el cantante Boy George, el delantero brasileño Neymar, el actual técnico de la Roma José Mourinho y el expresidente estadounidense Barack Obama.
El exasistente dijo que ninguna persona a quien haya conocido junto con Pelé le causó frustración durante más de cinco décadas.
“Mi familia siempre me ha estimulado. Sabia que éste es un trabajo importante. Estaban felices por ver que yo nunca era criticado en la prensa”.
Fornos hurga todavía entre cajas de recuerdos, diarios y revistas que muestran al hombre con el que trabajó durante buena parte de su vida. La mayoría de esas cajas están en un apartamento de Santos, que dejó este mes, tras concluir su trabajo para Pelé.
“Nuestra amistad es como una hermandad”, afirmó. “Somos leales a nuestros orígenes de familias católicas humildes, nunca nos permitimos ser seducidos por la vida glamurosa de los famosos. Nunca dejamos de tener los pies sobre la tierra, y cada uno sabía su lugar.
“Cuando la gente me decía que yo estaba famoso, yo decía que no. Pelé es famoso. Yo soy apenas notado.”