Es imposible no ser parte de un globalizado, tal como ha ocurrido con la apertura de la tecnología y los acuerdos internacionales que consagran esa realidad.
Luchamos para ser mejores cada vez, en todos los sentidos.
Vivir aislados como sociedad hoy y hacia el futuro no parece una opción.
Somos usuarios cada vez más intensos de la tecnología y de relacionarnos con el exterior, por tanto es importante que las empresas extranjeras con las que tenemos vínculos tengan responsabilidades con nuestro país.
Sobre todo, esas gigantes que operan a nivel global no pueden mirarnos desde arriba y no tener que ver con la parte fiscal.
Obligarlas a registrarse en la República Dominicana debe ser una condición para poder vincularse a nuestros negocios e intereses.
Incluso, las plataformas digitales se llevan nuestros contenidos generados en los medios de comunicación y buena parte de nuestra publicidad, sin pagar nada a cambio.
Ni siquiera admiten intermediación local, obligando a que las operaciones sean directas.
Y eso no es sólo negocios.
Estamos hablando de nuestra democracia, la que se sustenta justo en la libertad de expresión y los medios de comunicación.